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Crítica constructiva vs destructiva

Con frecuencia estamos en constante evaluación propia o del entorno que nos rodea. Hay dos formas de expresar dicha opinión, con críticas constructivas o destructivas. Dependerá de la intención al formularla y de cómo la gestionamos al recibirla, y está muy relacionado con la autoestima que tengamos.

Para diferenciarlas, hay que tener en cuenta que:

- la crítica destructiva no se centra en la situación, sino que se dirige a la persona, a su identidad, a sus cualidades y tiene el objetivo de establecer un juicio de valor. Tiene la finalidad de hacer daño y herir a la persona criticada. No se hacen propuestas, por lo que no deja opción al aprendizaje.

 -la crítica constructiva busca mostrar alternativas de mejora, se hace desde una posición asertiva, la intención es la de ayudar y no la de dañar, señalando de forma objetiva y con respeto las posibles vías de mejora a la persona. De esta forma quien lo recibe no se lo lleva al terreno personal y le permite afrontar las situaciones de manera adecuada y con mayor éxito. La crítica constructiva nos ayuda a crecer.

... Sé consciente de la diferencia entre análisis amigable y crítica destructiva. Observa si el propósito de tus palabras es ayudar, desahogarte o hacer daño.

Napoleon Gill.

Si la crítica constructiva ayuda más, ¿por qué tendemos a hacer críticas negativas?

Victimismo: Cuando tenemos sentimientos de insatisfacción o envidia porque en el fondo no nos sentimos bien con nuestra vida ni con nosotros mismos, tendemos a compararnos con los demás o a atribuir lo que nos ocurre a causas o personas externas. Lo que nos lleva a quejarnos continuamente y juzgar en vez de afrontar los problemas que tenemos.

Antídoto: Asume la responsabilidad de tu vida, toma decisiones en busca de lo que te haga feliz. No te compares, enfócate en tu propio camino. Toma las riendas de tu vida. Reflexiona sobre lo que realmente quieres en tu vida y crea un plan para conseguirlo. Si por el camino aparece algún desvío, es porque a veces la vida tiene planes diferentes o mejores para nosotros.

Perfeccionismo: en ocasiones somos muy exigentes con nosotros mismos, y esa exigencia la podemos trasladar a los demás y nos lleva a ser inflexibles y poco tolerantes con los errores de los demás.

Antídoto: Sé más flexible entendiendo que los errores forman parte del aprendizaje de la vida. Puedes empezar a ser más compasivo con los demás y contigo mismo. A veces, las cosas no salen como queremos o los demás no responden como esperábamos, y eso también implica que nosotros no siempre tenemos que actuar como los demás esperan de nosotros, y eso da mucha tranquilidad.

Proyectamos en el otro: En muchas ocasiones el otro nos hace de espejo, nos fijamos y criticamos aspectos de la otra persona que nosotros mismos no toleramos de nosotros, que juzgamos como aspectos negativos. Otras veces juzgamos aquello que en el fondo nos gustaría poder hacer y no nos atrevemos (ejemplo: juzgo al que grita y en el fondo a lo mejor necesito yo gritar 4 verdades que no me atrevo porque tengo miedo al rechazo). Y otras, juzgamos por creencias limitantes de la sociedad.

Antídoto: observa cómo te afecta a ti personalmente eso que estás criticando. ¿Qué es lo que te enfada tanto? Reflexiona sobre qué podrías hacer para sentirte mejor. Con frecuencia intentamos cambiar a los demás, y se nos olvida que el cambio comienza por uno mismo.

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La autocrítica y la crítica a los demás está relacionado con la baja autoestima

Con frecuencia somos los más severos con nosotros mismos, y nos criticamos continuamente, somos nuestros peores jueces. Cierta exigencia nos puede llevar a crecer en cualquier ámbito, pero se convierte en un problema si cuando no nos salen las cosas como esperábamos nos machacamos y nos juzgamos negativamente, creando ansiedad y generando falta de confianza, pues de esta manera alimentamos la baja autoestima. Margaret Moore, co-Directora del Instituto de Consejería de la Escuela de Medicina de Harvard/McLean, dice «nuestros patrones de habla pueden ser tan automáticos que ni siquiera los notamos. Y aunque realmente no sentimos lo que decimos, puede tener un impacto negativo en la forma en que nos sentimos sobre nosotros mismos». En consulta, siempre les digo a mis clientes que empiecen por no hacerse ninguna crítica negativa, pues las palabras sí importan, aunque las escondamos bajo una broma.

Sin embargo, cuando criticamos a otros, lo que buscamos en el fondo es sentirnos superior, y si eso es así, es como el agresor, como en el fondo no se siente lo suficientemente valorado necesita dejar a los demás por debajo para sentirse superior. Pero eso no es autoestima, sino ego. El ego es la necesidad de aparentar una imagen que nos hemos creído pero que no es la realidad.

Cuando uno goza de buena autoestima no se juzga a sí mismo, o lo hace menos, se permite errar, acepta sus debilidades y valora sus cualidades, por lo tanto, no necesita compararse constantemente y no pone el juicio fuera. El camino para tener una buena autoestima puede ser largo pero es muy bonito y cuando la vas mejorando te sientes muy bien contigo mismo/a. Y como por arte de magia, pero no es magia, empiezan a sucederte cosas buenas y empiezas a rodearte de gente maravillosa.

Si estás cansado de ver que las cosas buenas le pasan a los demás, pasa a la acción. Comienza a cambiar tu propia vida, cambiando tu actitud. Pídeme una sesión presencial u online llamando al 680 96 13 82. Este es tu momento para empezar a ver las cosas de una forma más positiva creando una nueva realidad. ¡Anímate y llama!

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